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Creando nuevas tradiciones

Estamos a tan solo unos días de que llegue la Navidad, ¡qué rápido se fue el año! Sin duda, esta es una época que invita a la reflexión y de celebración, la cual en muchos casos crea el escenario perfecto para reunirse, convivir y festejar. Sin embargo, no te voy a mentir: para muchos, tanta fiesta no es algo tan sencillo de llevar, ya que también trae consigo excesos, momentos de ansiedad, y cansancio en general.

Hace unos días, una persona muy cercana me decía que, aunque le gusta mucho la Navidad, ha evitado asistir a algunas reuniones. En específico, ha decidido faltar a una “tradición” de su familia, porque cada año es igual. Decía que parecía un guion donde se repiten exactamente las mismas cosas, así que, para el, ya había perdido todo el encanto.

Esto me hizo reflexionar que, para muchos de nosotros, esta temporada es el retorno a sitios, tradiciones, comidas y etapas de nuestra vida que, aunque son algo repetitivo, también son un espacio seguro, con elementos que sirven de balance y refugio.

Cómo cuidarte sin culpa y sin miedo

Hoy quiero tocar contigo el tema del autocuidado, el cual me resulta apasionante a nivel personal. Creo que, en un mundo donde el cuidado personal muchas veces se percibe como un castigo, una restricción, o el precio a pagar por cualquier "exceso" del pasado, es hora de replantear nuestra relación con la salud.

Para empezar, el cuidarnos no debería sentirse como una tortura, ni mucho menos como algo que hacemos desde la culpa o el miedo. Debería ser una experiencia que disfrutemos, que nos divierta, y que nos conecte con lo que significa estar bien.

Lamentablemente, en muchos casos —y especialmente debido a lo inculcado por nuestros propios padres— el autocuidado está asociado con el sacrificio. Lo curioso es que el cuidar de nuestro cuerpo y mente debería ser considerado un acto de amor, no de castigo, y el elegir opciones que nutran nuestra salud integral no debería verse como algo pesado o aburrido.

Querido cuerpo, esto es por y para ti

La semana pasada hablamos de lo importante que es el honrar nuestro cuerpo y todo lo que hace por nosotros, así que hoy quiero darte consejos sobre cómo cuidarlo mejor. Cada quien tiene su forma particular de hacerlo, pero quiero compartirte lo que a mí me funciona y tú puedes decidir qué es lo que puede servirte.

Querido cuerpo, esto es por ti y para ti:

Gracias, Cuerpo: Un Merecido Tributo

Hace unos días se celebró el Día de Acción de Gracias, el cual, como ya he platicado en varias ocasiones, es una de esas fechas que nos permite hacer una pausa de manera consciente y agradecer lo que tenemos.

Este año no fue la excepción y me di tiempo para mí —un momento de reconexión y de análisis conmigo misma— y, sin haberlo decidido de esa forma, me di cuenta de lo enormemente agradecida que estoy con mi cuerpo y lo que eso conlleva.

¿A qué me refiero con esto? A que no le damos el valor que merece. De hecho, muchos de nosotros mantenemos una relación compleja con él, ya sabes, de juicio, de no aceptación, de frustración y hasta de reproche. No estamos conformes con él, lo ignoramos, decidimos por él, a veces incluso lo callamos y decidimos no escucharlo, y bueno, todo el tema del enojo y del reclamo es muy, muy fuerte.

Abrazando el caos

Uno de los retos más grandes que enfrentamos día con día es poder dedicarle tiempo a nuestro bienestar dentro de nuestras saturadas agendas, y es que puede parecer simple, pero asignar una hora para hacer ejercicio o tiempo para cocinar en casa requiere de organización y tiempo que, a veces, simplemente no tenemos.

No es solo que no tengas nada en tu refrigerador o que tu jornada de trabajo se haya intensificado y ahora tengas que dedicarle más horas, sino que también tu nivel de estrés está en ese límite en el que sabes que va a repercutir en tu rutina y en tus hábitos de la semana —y ni hablar de los sentimientos que todo eso te provoca.

Nuestra salud se construye día a día

Muchas veces, cuando hablo con mis clientes sobre qué es la salud, surgen muchas definiciones diferentes: algunas correctas y otras no tanto. Es por esta confusión tan común que en este blog hemos enfatizado en varias ocasiones que el estar sano no significa lo mismo que no estar enfermo. Sabemos que la salud no se define solamente como una ausencia de enfermedad, sino que abarca muchas áreas de nuestra vida y que es una clara consecuencia de nuestras elecciones.

El poder definirnos como personas saludables involucra factores como la presencia de energía sostenida, la claridad mental, la resiliencia y, sobre todo, el tener un cuerpo que realiza sus funciones de manera óptima; una pieza clave para nuestro crecimiento y evolución.

Con esto en mente, es imperativo darle importancia a todas esa acciones que realizamos cada día y que están encaminadas a un fin mayor, que es nuestro bienestar integral. Cada bocado, cada noche de sueño y cada elección consciente que haces hoy construye la base de la vida que vivirás dentro de 20, 30 o hasta 50 años.