Cuando hablamos de suplementos puede ser confuso definir cuáles son los adecuados para cada persona, las cantidades que debemos incorporar, la frecuencia, cómo y cuando consumirlos, o saber si los necesitamos o no como parte de nuestros hábitos saludables.
Una razón por la que me atrevo a recomendar los adaptógenos es el nivel de estrés al que de manera consciente e inconsciente sometemos a nuestro cuerpo. Nuestro cerebro y nuestro cuerpo están trabajando todo el tiempo y lamentablemente no siempre nos permitimos darnos un descanso real. De hecho, desconectarnos del mundo suena como una verdadera hazaña y justificamos nuestra incapacidad de poder hacerlo con la agenda de trabajo, las demandas que agregamos a nuestra interminable lista de pendientes, descansos interrumpidos por pendientes o por estar atentos a nuestros trabajos de forma intermitente.