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Abraza los cambios en tu vida

Hace unos días escuché un podcast donde se hablaba acerca de la torpeza de los nuevos inicios, de los nuevos roles que repentinamente “debemos” desempeñar, y del impacto que esto puede tener en nuestras vidas. Eso me inspiró a compartir con ustedes lo que pienso al respecto, ya que yo también creo que una de las partes más complicadas de hacer un cambio así es el periodo de ajuste, y yo quiero ayudarte a verlo desde otra perspectiva.

Pero, ¿por qué sentimos que cambiar es algo difícil? Bueno, pues eso es porque muchas veces es incómodo salirnos de esa zona segura en la que nos sentimos bien, donde ya conocemos cada paso, y en la que, de cierta forma, el resultado ya está perfectamente calculado. Al final, esa seguridad hace que nos sintamos en “control” de lo que pasa en nuestras vidas y termina por convertirse en parte de nosotros.

El reto aparece cuando, al modificar la ecuación, dejamos de tener el “control” sobre lo que obtendremos y comenzamos a experimentar diferentes emociones. Algunas de las más fuertes son, sin duda, el miedo a equivocarnos, la rareza de lo desconocido, el no saber si la decisión tomada es la adecuada, la incomodidad de lo nuevo y, obviamente, la incertidumbre que supone el elegir otro camino.

Un pequeño recordatorio

Cuando siento que necesito enfocarme de nuevo en mi camino al bienestar, repaso los siguientes puntos, los cuales espero que puedan servirte de guía:

• Este es un proceso y todos los días trabajamos en las decisiones que nos acercan a nuestros objetivos.

• Es normal tener días en los que no hay avances o en los que sentimos que hemos retrocedido.

• Los ajustes que hacemos son paulatinos. Eso nos ayuda a integrarlos poco a poco a nuestro estilo de vida y acostumbrarnos a ellos.

• No existe una fórmula que sea estándar para todos. Una gran parte de este proceso se basa en el concepto de bio-individualidad.

¿Qué hay detrás de los antojos?

Este es un tema esencial cuando hablamos del bienestar y la alimentación. Me atrevería a decir que todos, en algún momento u otro, nos hemos visto altamente tentados por los antojos, mismos que nos pueden hacer sentir atrapados o que son más fuertes que nosotros. Nos hacen sucumbir, aun cuando estamos intentando por todos los medios posibles no hacerlo.

Si lo analizamos de forma general, los antojos son señales que manda nuestro cuerpo para avisarnos que necesita un nutriente en específico. En realidad, se trata de una capacidad fenomenal de nuestro organismo, comparada a cuando se enciende un foco rojo en tu automóvil, avisándote que hay algo que no está funcionando bien y que necesita revisión, ya sea una falta de aceite o porque requiere alineación y balanceo.

Primeramente, debemos entender qué es un antojo y qué lo produce. El antojo es una de las formas que tiene nuestro organismo de mandar señales a nuestro cerebro para avisar que tiene hambre o que requiere de alguna proteína o nutriente.

No hay emociones equivocadas

Al final del artículo de la semana pasada escribí que no hay sentimientos equivocados. Esta línea resonó en muchos de ustedes, e incluso algunos enviaron comentarios al respecto, así que, antes de seguir, quiero darles las gracias por leerme y compartir conmigo sus inquietudes. Me siento cada día más agradecida con la comunidad de bienestar que hemos formado.

Ahora, ¿a qué me refería con esas palabras?

Encontrando el punto de balance en tus emociones

Nuestro camino hacia el bienestar está lleno de emociones. Algunas de ellas son desconocidas, pero muchas otras son sentimientos que conocemos de sobra y que sabemos identificar muy bien.

Estos son algunos consejos para identificar mejor tu emoción y buscar ese punto de balance que ayudará a evitar que te sientas abrumado.

  1. Siente la emoción. Nota las sensaciones físicas que provoca; es decir, observa con atención la reacción de la emoción en tu cuerpo. Todas las emociones tienen su representación fisiológica. A veces con solo poner atención a estas reacciones es suficiente para que se calmen. Algunos ejemplos de estas reacciones son sentirse agitado, presentar temblor en las manos o cambios en la respiración, entre muchas otras.

Identificando mis emociones

No sé ustedes, pero hay días en los que estoy muy lejos de sentirme al cien. Identificar la emoción que esto despierta en mí —y si esta es negativa o positiva— me cuesta trabajo. Hace unos días escuché uno de mis podcasts favoritos donde hablaban precisamente de ponerle nombre a las emociones. Desafortunadamente vivimos en una cultura donde se nos enseñó que expresarnos no es adecuado y que puede ser una muestra de debilidad, así que, por consecuencia, identificar nuestras emociones puede convertirse en una tarea complicada.

Experimentar y expresar las emociones es una parte integral de la vida. Sin embargo, para muchas personas, las emociones son misteriosas, confusas y difíciles de expresar. A nadie se le da un libro de reglas emocionales; sin embargo, la sociedad, la comunidad, la cultura y el contexto tienen reglas no escritas sobre cómo y cuándo se nos permite sentir y expresar dichos sentimientos.