Actualmente, existe la tendencia de promover la práctica de la gratitud como una parte esencial de nuestro camino hacia el bienestar, con una lista de los múltiples beneficios que esta trae consigo. En lo personal, considero que este hábito sí es una de las mejores herramientas para la salud mental que existen, pero solo y exclusivamente si se practica de forma adecuada.
Siendo honesta, me inquieta un poco la manera tan fácil en la que la gratitud y la positividad tóxica pueden cruzarse. A veces, cultivar la gratitud puede sentirse muy fuera de nuestro alcance, lo que nos lleva a sentirnos aún peor. En consecuencia, tratamos de suplantar esa sensación incómoda con algo positivo y ahí es donde entra en juego la positividad tóxica.