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Creando tu propia definición de bienestar

Durante todo este tiempo en el cual nos hemos hecho compañía —algo que agradezco y que es mi gran motivación—, estoy segura de que tus definiciones de bienestar y salud han ido evolucionando.

Cada día tengo más claro que estar sano no es lo mismo que no estar enfermo. Para mí, se trata de vivir en un estado de bienestar, sintiéndome llena de energía y en plenitud. Con esto no quiero decir que siempre tengas que estar bien, pero sí que la balanza debería inclinarse mayormente hacia ese lado y que, cuando te desvías un poco, es vital saber muy bien cómo “regresar” a tu centro.

Así es como este tema ha ido evolucionando para mí. Entre más aprendo y comparto información, más entiendo la importancia de numerosos factores y lo mucho que estos influyen de manera directa e indirecta en mi bienestar. Sin duda se trata de un área que va cambiando, así como nosotros y nuestros cuerpos van modificándose, también.

Escuchando a nuestro cuerpo de forma consciente

Cada día veo cómo nuestra comunidad es más consciente de que el bienestar es un proceso con altas y bajas, y que cada día tenemos la opción de tomar las decisiones que nos ayudarán a lograr nuestros objetivos.

Hoy quiero compartir contigo esta lista de las cosas que me gusta observar de forma consciente, ya que sé que sus efectos influyen mi día a día:

Un pequeño recordatorio

Cuando siento que necesito enfocarme de nuevo en mi camino al bienestar, repaso los siguientes puntos, los cuales espero que puedan servirte de guía:

• Este es un proceso y todos los días trabajamos en las decisiones que nos acercan a nuestros objetivos.

• Es normal tener días en los que no hay avances o en los que sentimos que hemos retrocedido.

• Los ajustes que hacemos son paulatinos. Eso nos ayuda a integrarlos poco a poco a nuestro estilo de vida y acostumbrarnos a ellos.

• No existe una fórmula que sea estándar para todos. Una gran parte de este proceso se basa en el concepto de bio-individualidad.

Nuestra historia de salud

Al iniciar un programa de bienestar es muy común hacer un repaso de nuestro perfil de salud, la historia que nuestro cuerpo ha tenido, nuestros hábitos alimenticios y de movimiento, ver si somos enfermizos o no y, sobre todo, revisar si en nuestra familia hay o han habido enfermedades de gravedad.

Con base en lo anterior, es fundamental entender el contexto de dónde nos encontramos actualmente en términos de salud y analizar de forma consciente los patrones de enfermedades y áreas que constantemente representan un reto.

¿En qué consiste la salud?

Conforme hemos ido aprendiendo y familiarizándonos más con la definición de bienestar, considero que también nos ha quedado más claro que la definición de salud va mucho más allá de una simple “ausencia de enfermedad”. ¿A qué me refiero con esto? Pues a que el no estar enfermos no significa que seamos personas sanas.

Nuestro bienestar se ve impactado por muchas áreas, incluyendo lo que pensamos, lo que sentimos, nuestra capacidad física o de movilidad, la alimentación, las amistades, las relaciones personales, el trabajo, el descanso, cómo aprovechamos nuestro tiempo, lo que aprendemos, nuestros momentos creativos, y muchas cosas más.

Época de détox

Parte de lo que trae consigo el mes de enero es un bombardeo mediático continuo de invitaciones para hacer un programa o reto (como ahora se les conoce) que consiste en unos días o semanas de détox. La mayoría de ellos están enfocados únicamente en la pérdida de peso. En algunas ocasiones, mis clientes han preguntado qué es lo que pienso de estos programas, e incluso me han pedido que les recomiende alguno de ellos. Preguntas como “¿cuál es el más efectivo?”, “¿cuántos días requiero para que funcione?” y “¿cómo puedo escoger el más adecuado para mí?” están a la orden del día.