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Después del Détox

Estas últimas semanas hemos hablado acerca de los programas de détox y su importancia para el óptimo funcionamiento de nuestro cuerpo, así que ahora hablaré de qué es lo que hay que cuidar al finalizar el programa que hayas elegido.

Una de las cosas más importantes es estar bien informado acerca de cómo volver a la “normalidad”, es decir, cómo salir del programa y comenzar a reintegrar los alimentos que eliminaste durante el mismo. Esta es una pieza fundamental del éxito y, sobre todo, es la clave para que después de un tiempo sigas disfrutando de los múltiples beneficios que tiene desintoxicarse.

¿Qué puedo esperar de un détox?

Cuando comenzamos un programa de détox existen factores a considerar. Partiendo de que ya elegiste un programa adecuado y que podrás recibir los beneficios que un détox trae consigo, debes tomar en cuenta que el cuerpo también comenzará a “luchar” por permanecer o regresar a lo que era antes. No es fácil quitar el sarro o el óxido de una parrilla que no lavamos constantemente, así que de la misma manera tu cuerpo no querrá, al inicio, cambiar. Te la va a hacer un poco difícil porque es más “cómodo” quedarse de la misma manera.

Cuando analices el détox que quieres hacer, y si es el programa adecuado para ti o no, toma en cuenta los síntomas que puedes esperar. Cabe aclarar que no siempre se van a presentar; eso dependerá de cómo reacciona tu cuerpo. Lo que sí es importante es que decidas qué harás sabiendo que existe una alta probabilidad de que experimentes uno o algunos de los siguientes efectos secundarios y/o reacciones:

Tipos de détox

Como veíamos la semana pasada, existe un sinnúmero de programas de desintoxicación que pueden ayudar a tu organismo a sentirse mejor y depurar todas esas sustancias nocivas que se van acumulando día con día. Estos son algunos de los más populares:

Détox de jugos. Este programa contempla el consumo exclusivo de jugos durante un periodo mínimo de un día, evitando cualquier alimento sólido. Idealmente se hace de jugos verdes hechos con la menor cantidad de frutas posible. Hay de 1, 3, 5, o hasta 7 días.

Época de détox

Parte de lo que trae consigo el mes de enero es un bombardeo mediático continuo de invitaciones para hacer un programa o reto (como ahora se les conoce) que consiste en unos días o semanas de détox. La mayoría de ellos están enfocados únicamente en la pérdida de peso. En algunas ocasiones, mis clientes han preguntado qué es lo que pienso de estos programas, e incluso me han pedido que les recomiende alguno de ellos. Preguntas como “¿cuál es el más efectivo?”, “¿cuántos días requiero para que funcione?” y “¿cómo puedo escoger el más adecuado para mí?” están a la orden del día.

Manejo eficiente de nuestro tiempo

Todos tenemos una relación diferente con el tiempo. Algunas personas sienten que tienen mucho tiempo, mientras que otras sienten que nunca tienen suficiente. Asimismo, los sentimientos hacia el concepto de tiempo pueden cambiar dependiendo de lo que esté pasando en nuestras vidas.

Nuestra relación con el tiempo puede afectar la estrategia que usamos para “organizar” el tiempo, o bien, puede provocar que carezcamos de ella. Veámoslo así: cuando sentimos que no tenemos suficiente tiempo, generalmente intentamos manejar la situación estableciendo horarios (todo vive en nuestra agenda); en cambio, cuando sentimos que tenemos demasiado tiempo libre, esto puede ocasionar que no nos sintamos seguros de cómo llenar la agenda, e incluso llegamos a sentir una especie de presión por llenarla.

Propósitos vs intenciones

Para muchos, el Año Nuevo está asociado con hacer una lista de propósitos o resoluciones, incluyendo esas cosas que queremos cambiar en nosotros mismos en el año que está por comenzar. En el blog pasado te conté que esta es una práctica con la que yo no me identifico y, en respuesta, algunos de ustedes preguntaron cuáles serían otras prácticas que se podrían implementar. Con base en mi experiencia, en lugar de hacer resoluciones o propósitos este año, te invito a establecer intenciones.

Los propósitos tienden a destacar lo que falta en tu vida y aquello que quieres arreglar. A menudo son medibles, claramente definidos y pueden causar pensamientos negativos sobre tu estilo de vida actual. Los propósitos también se caracterizan por ser rígidos (con poca flexibilidad) y eso puede destinarte al fracaso.