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¿Por qué es tan relevante analizar la tabla nutricional?

Como ya bien sabes, una de las prácticas más poderosas a la hora de tomar el control de nuestra alimentación es leer y entender de forma integral la información descrita en las etiquetas de los productos que consumimos.

Siendo honesta, la tabla nutricional no siempre es fácil de entender. Lamentablemente, muchas empresas alimenticias hacen que las etiquetas sean un tanto confusas para que nosotros, los consumidores, pensemos que lo que estamos adquiriendo es lo adecuado.

La información que debemos encontrar en la mayoría de los alimentos empacados en nuestro país, tanto en la tabla de valores nutricionales como en el listado completo de los ingredientes, está regulado por la norma oficial mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (“especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados - información comercial y sanitaria”), con la que se insta a los fabricantes a que sus productos sean de buena calidad.

Toma el control de tu alimentación

Uno de los pilares para llevar un estilo de vida saludable es la alimentación, lo cual reitera que elegir aquello con lo que nutrimos nuestro cuerpo es de suma importancia. Hoy vamos a ver por qué.

Lo que consumimos tiene un impacto en todas nuestras acciones, desde la energía que tenemos y la manera en que funciona nuestro cerebro, hasta la forma en la que se regeneran nuestras células. Los alimentos influyen en la información que pasará a las células nuevas que producimos todos los días, y en cómo y con qué se podrán llevar a cabo los procesos de limpieza y desintoxicación de nuestros órganos.

De similar manera, lo que decidimos darle a nuestro cuerpo afecta nuestro estado de ánimo, la calidad de nuestros pensamientos, nuestra capacidad de enfocarnos, la movilidad, la fuerza y más.

Si tomamos en cuenta que muchas personas mantienen una alimentación deficiente de manera sostenida durante largos periodos de su vida, podemos concluir con certeza que esta gran negligencia terminará por convertirse en problemas de salud y deficiencias aún más complejas.

Volviendo a mi centro

No sé si a ti te pase esto, pero hay días en los que siento que necesito hacer un reajuste, analizando dónde estoy y cómo me siento, para volver a mi centro. El ritmo del día a día, la carga de trabajo y llevar una agenda saturada, mientras trato de balancear todas las cosas que son importantes para mi bienestar (como el ejercicio, el trabajo, los proyectos, la casa y la vida social), puede resultar agobiante.

Y es que a veces, por más que me organice, la vida sucede y mantener el orden es insostenible. Comienzo a sentirme “fuera de mi elemento” y regreso a rutinas o hábitos que ya tenía descartados (esas cosas que el caos, por inercia, puede detonar fácilmente en mí).

Cómo ser amoroso con uno mismo

En respuesta al artículo de la semana pasada, muchos de ustedes mostraron interés por saber cómo se ve el amor propio en la práctica, así que hoy ahondaremos un poco más en este tema que considero esencial.

Sin duda, la capacidad de hacerte responsable de manera amorosa y tener límites saludables contigo mismo es una de las mejores formas de practicar el amor propio de forma tangible. Cabe destacar también que el amor propio, un amor incondicional, te permite tratarte a ti mismo de forma amorosa, incluso cuando te decepcionas a ti mismo.

No te da necesariamente la libertad de hacer lo que sea, pero sí te ayuda a enfrentar miedos, buscar apoyo para trabajar en comportamientos de auto-sabotaje, esforzarte por tomar riesgos saludables, profundizar para sacar lo mejor de ti mismo, y ser honesto cuando te arrepientes de una acción o cuando tomas una mala decisión. Todo esto cae en la categoría de responsabilidad.

Con amor propio, todo lo anterior se puede lograr sin vergüenza ni juicio. La simple conciencia y un sentido de responsabilidad amorosa hacia ti mismo serán la clave. Tomando esto en cuenta, quiero compartir contigo estos consejos que pueden ayudarte a ponerlo en práctica más fácilmente:

Celebremos el amor todos los días

En relación con el tema que nos rodea esta semana, quiero aprovechar la oportunidad de hablar con ustedes sobre los beneficios que el amor hacia nosotros mismos, también conocido como amor propio, tiene en nuestro bienestar y nuestro estilo de vida saludable.

Quizás sea por la forma en la que se nos enseñó lo que es el amor (en la que se nos decía que el ponernos a nosotros mismos como prioridad era egoísmo y no necesariamente amor propio) que la sociedad ha normalizado el poner a todos y a todo lo demás como prioridad en nuestra vida, dejándonos así a nosotros mismos en último lugar, o bien, haciendo a un lado el impacto que el anteponer a otros puede tener en nuestra propia salud.

Afortunadamente, esto ha ido cambiando y cada vez se habla más de la importancia de priorizar el amor propio, de cuidarnos, de la importancia de estar bien y, sobre todo, de aceptar que lo merecemos.

Practicando el ayuno intermitente

Hace unas semanas recibí un correo en el que un cliente me preguntaba si podía enseñarle a realizar el ayuno intermitente. Su intención era bajar de peso, ya que ha visto que esta práctica se promueve en muchos sitios con esa “promesa”. También mencionaba que ha intentado hacer el ayuno en varias ocasiones, pero que no le ha funcionado porque siempre le daba hambre, o porque se esforzaba en aguantar las horas que se había propuesto y luego, al entrar en la “ventana” de poder comer, se comía todo lo que encontraba a su paso.

La respuesta a mi cliente fue que primero tenemos que aprender a comer y después podemos empezar a ayunar. ¿A qué me refiero con esto? A que si bien el ayuno es una gran herramienta de bienestar (de hecho, es una de mis favoritas), es imperativo aprender primero cómo y qué comer en nuestros momentos de des-ayuno para que este sea verdaderamente efectivo.

¿Qué alimentos son adecuados para eso y por qué? ¿En qué cantidad? ¿Con qué vamos a nutrir a nuestro cuerpo para que pueda desarrollar sus funciones de manera adecuada? Hay que tomarnos el tiempo de revisar nuestros hábitos, los productos que tenemos al alcance, nuestro estilo de vida, nuestro estado físico y nuestra salud.