Hablando de “burnout”
Durante los últimos meses que he estado estudiando y analizando más a detalle el tema del “burnout” han surgido algunos puntos que llamaron mi atención, como la “negación” a aceptar que este padecimiento es real y el entender que gran parte de la causa es la presión social a “ser y hacer” para entonces valer. Parte de las cosas que creemos que nos definen como personas y como seres humanos es el puesto que tenemos y lo que hacemos; es importante decir que tenemos un puesto en tal empresa, propiedades y cosas materiales y es fácil olvidarnos de la otra parte que nos define.
No quiero que con esto se entienda que tu parte profesional, las cosas que disfrutas hacer, tu trabajo, tus logros dentro del mismo, tu nivel de aspiraciones y tus metas sean cosas que debas dejar de lado e ignorar. Ahora si que te irías por el extremo opuesto de lo que estás haciendo ahora al no poner tu bienestar como prioridad, pero ya hemos hablado de que somos seres integrales y no solo un cuerpo físico. Tenemos emociones, sentimientos, ideas y el balance de todas estas áreas que nos conforman es lo que nos ayuda a estar bien.
El “burnout” puede ser difícil de reconocer ya que puede manifestarse de muchas maneras, tanto físicas como mentales, lo que puede causar que no lo identifiques antes de que sea algo grave. ¿Cómo podemos reconocer esos signos leves de agotamiento antes de que afecten a nuestro bienestar? Una manera sencilla sería detectar en nuestro comportamiento esas conductas de estrés que se traducen en una forma de ambición poco saludable.
¿Cómo puede disfrazarse el estrés de ambición?
Una de las formas más fáciles de entenderlo es identificando esa ligera superposición entre la ambición y el agotamiento. Un buen ejemplo podría ser esa sensación de que siempre hay algo más que hacer incluso después de un día de trabajo ocupado. Quizá te suena familiar esa sensación persistente de que no has hecho lo suficiente, lo cual te hace sentir que logras cosas, pero al mismo tiempo te abruma porque recuerdas que tienes una lista de otras tantas que no has logrado terminar. ¿Te sientes identificado?
Otra forma de reconocerlo es distinguir si tu mente “continúa corriendo” antes de siquiera terminar lo que estás haciendo, algo así como cuando estás haciendo una cosa y al mismo tiempo tu mente está pensando en cientos más que podría estar realizando y que están pendientes. Por lo tanto, al terminar la tarea que estabas realizando, la sensación será de “insatisfacción” o de ese recordatorio constante de sobrecarga de trabajo.
Por lo tanto, la próxima vez que estés intentando comenzar otro proyecto tan pronto como termines el anterior, intenta tomar un descanso consciente para despejar tu cabeza y reconocer la tarea que acabas de completar. Es importante reconocer tus pequeñas victorias a lo largo del día, ya que eso puede llevarte a sentirte más satisfecho y optimista dentro de tu rutina diaria. De hecho, hacer una pausa para un breve descanso es solo una de las muchas formas de recuperarse del agotamiento.
Mucho del trabajo para atajar el “burnout” inicia al entenderlo e identificarlo dentro de lo que experimentamos en nuestro día a día. Si podemos abordarlo de forma consciente, esto nos ayudará a tomar acciones para cambiarlo y no normalizarlo hasta que nuestro cuerpo no pueda más.
Analiza en qué nivel te pones tú dentro de la escala de cuidado. ¿Es tu salud mental realmente tu prioridad? El agotamiento mental es un proceso gradual y puede ser autoinducido. Si te consideras un fanático del control que cae en lo excesivo, que no establece límites sanos sobre su tiempo de descanso, o alguien que presume de poder estar en “muchas cosas a la vez”, considera si tal vez pudieras estar ejerciendo un exceso de estrés y presión sobre ti mismo.
¡Hoy es un buen día para empezar!