Navidad en casa

Navidad en casa

Debo confesar que la época navideña es una de mis favoritas. Muchos de ustedes saben que mi papá tiene una empresa de decoraciones navideñas y árboles de navidad desde hace más de 45 años, así que podría decirse que yo soy un producto de la navidad. Para mi familia, estas festividades siempre han sido muy importantes. Desde muy pequeña recuerdo esas celebraciones llenas de tradición familiar, incluyendo las reuniones en casa de mis abuelos paternos donde la comida era sin duda el personaje principal: lo más esperado de la noche era ver la cantidad de platillos que mi abuela había preparado para todos nosotros.

Recuerdo mesas de buffet con los tradicionales romeritos, bacalao, pavo relleno de picadillo, pierna de cerdo, ensalada de manzana, espagueti, volovanes rellenos de puré de camote, ensalada de betabel, la mesa de postres, y muchas otras cosas que hacían que la celebración no se tratara solamente de una noche especial, sino de mucho más. Para ser sincera, una de las cosas más esperadas era el acostumbrado recalentado al día siguiente, y así pasábamos días de comer y comer de forma deliciosa, disfrutando la convivencia en familia.

Mi abuela dedicaba días a la preparación de cada receta —muchas de las cuales fueron pasadas de generación en generación— y las elaborada con mucho amor, cuidando que hubiera algo para cada miembro de la familia de acuerdo con el gusto de cada quién. Ella sabía perfectamente si a alguien no le gustaba un platillo, así que siempre se aseguraba de tener una opción igual de rica para cada invitado. Por ejemplo, había espagueti preparado de cuatro formas distintas para complacernos a todos. ¡Una verdadera delicia!

En la actualidad, aunque mis abuelos ya no estén presentes y algunos miembros de la familia no nos reunamos más en estas fechas, la tradición de celebrar sigue siendo una constante en mi vida. Reunirnos con amigos —mi familia por elección— y compartir estos días con ellos son algunas de las cosas que más disfruto en estas fechas.

Gran parte de nuestra relación con la alimentación viene de lo aprendido a través de las tradiciones familiares. Así sucede también con la relación entre el afecto y la comida: muchos de los buenos momentos de nuestra vida están unidos a los platillos que comemos y nos dan confort.

De esta forma, cuando compartimos la mesa de forma consciente con nuestros seres queridos, sintiéndonos felices, disfrutando o en paz, la comida nos ayuda no solo a nutrir nuestro cuerpo, sino también a alimentar el alma, sentirnos amados, protegidos, y en ese sitio seguro donde podemos disfrutar y convivir en esta época tan especial.

¿Y tú, cómo disfrutas de estas fechas?

Be healthy… be you!


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