Celebra tus logros

Celebra tus logros

Celebra todos y cada uno de tus logros, porque solo tú sabes lo que hay detrás de ellos.

¿Cuántas veces logramos algo y, por sentir que no es algo digno de un premio, no le damos el valor que merece? Parte de nuestra cultura, de basarnos en grandes metas y logros, vuelve casi intrascendentes los “pequeños” pasos que nos llevan a realizarlos.

Enfatizo la palabra “pequeños” porque, de cierta forma, eso es lo que creemos que son: los calificamos como “no importantes” y los privamos del valor que verdaderamente tienen. Sin embargo, una gran parte de esos logros “menores” constituyen la base sobre la que las metas mayores pueden ser construidas.

Por eso, yo te animo a que aplaudas tus logros. Ese día que te despertaste a las 6:00 a.m. para hacer ejercicio, el sustituir un producto que no es adecuado para tu salud por un alimento real, la caminata de 20 minutos, o esa semana de dormirte temprano y cenar ligero son acciones que apoyan esos cambios en los que estás trabajando.

Recuerda que el bienestar no se trata de ganar un maratón o de comer saludable todos los días, especialmente si el proceso te pone en el extremo contrario de estar bien. ¿A qué me refiero?

Pensemos en el ejemplo de comer saludable todos los días. Tal vez eso sería posible en un mundo perfecto, pero en la vida real siempre habrá excepciones que probablemente te impidan hacerlo (como una junta de trabajo o un cambio de planes), así que no es sano que por ello te estreses o sientas que todo tu esfuerzo no ha servido de nada. De hecho, esa actitud es aún peor, ya que solo te llenas de culpabilidad y reproches. La idea es que poco a poco vayas alineando tus decisiones para que comer sano sea algo fácil que forme parte de tu estilo de vida, pero sin causarte complicaciones ni estrés.

Es importante que trabajes en distinguir y callar esa voz interna que te reprocha y juzga por no ser perfecto. Revisa la historia que te dices, esa narrativa que usas contigo mismo. ¿Te regañas? ¿Te tratas mal? Una forma de analizarlo es ponerlo en perspectiva: si una persona a la que quieres te contara que ese día no pudo levantarse temprano para ir a hacer ejercicio, ¿qué le dirías? A eso me refiero cuando digo que tomes conciencia de cómo te hablas y la forma en que te juzgas.

Somos obras en proceso y todos tenemos días buenos y malos. Incluso hay días en los que queremos tirar la toalla y nos preguntamos si realmente esto es lo que queremos hacer. Pero ir un día a la vez, revisar, hacer ajustes y repetir pasos hasta poder incorporar uno más a una base sólida no significa que el esfuerzo no sea “suficientemente bueno”.

Tener metas te ayuda a saber qué camino tomar, pero saber qué pasos seguir y alinearlos con lo que te funciona es tan importante como la meta misma.

¡Hoy es un buen día para empezar!

¿Cómo manejamos nuestro tiempo?

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Sana distancia

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