Mi reflexión sobre el nuevo etiquetado

Mi reflexión sobre el nuevo etiquetado

Después de los recientes artículos en los que hemos ahondado en el tema de las etiquetas, con la tabla nutrimental incluida, algunos clientes me han preguntado qué es lo que opino acerca del nuevo etiquetado en México y si verdaderamente creo que proporciona información valiosa para tomar mejores decisiones.

En lo personal, considero que leer las etiquetas me ayuda a ver si un producto tiene los ingredientes que debería contener. Se trata de una práctica constante que llevo a cabo cada vez que voy al supermercado, la cual consiste en ver lo nuevo que ha llegado, su empaque, lo que promueve, revisar sus ingredientes y valores nutricionales y, por último, confirmar que efectivamente es lo que dice ser.

En muchos casos, las etiquetas son confusas, difíciles de leer, o están impresas en letras diminutas y de colores claros. Incluso algunos empaques ponen la información en la parte doblada con el afán de dificultar su acceso. Cuando ese es el caso, automáticamente descarto el producto. Digo, por algo hacen todo tan complicado.

Ayer estaba en el supermercado y me llamó la atención un caldo de pollo orgánico en polvo. Al revisar sus ingredientes, muchos de ellos tenían la palabra “orgánico”, la cual se usa por mercadotecnia y para hacernos pensar que se trata de un artículo de calidad superior. Sin embargo, los ingredientes no eran los mejores (nutricionalmente hablando) y, para colmo, el caldo no contenía pollo, sólo un saborizante de pollo.

Lo anterior es exactamente a lo que me refiero cuando digo que tomar el control de lo que consumimos debe ir más allá de dejarnos enganchar por un slogan o por una palabra que se vende como saludable.

Volviendo a las características del etiquetado, me gusta que ahora es más descriptivo, que la tabla nutrimental está mejor desglosada y que proporciona información más detallada. Sin embargo, considero que los hexágonos negros en la parte frontal (donde se marcan los excesos de grasas saturadas, calorías, sodio y azúcares) sirven de advertencia, pero no dan suficiente información.

¿A qué me refiero con esto? Pues a que el hecho de que la etiqueta diga “exceso” no quiere decir que te estén dando la información que requieres para tomar una buena decisión. En el mismo parámetro entran algunos productos que pueden ser buenos y otros que no lo son, y eso es confuso a la hora de hacer las compras día con día, porque llega el momento en que lo normalizas. Quizá usar el mismo parámetro es asumir que todas las cosas son iguales, y no lo son.

Otra particularidad muy importante de los alimentos que aconsejo consumir es que sean lo más naturales posible (entre menos procesados, mejor), así que frecuentemente aplico la regla de no elegir nada que contenga más de 5 ingredientes. Esto lo aprendí hace algunos años y creo que tiene mucho sentido: cuando veas que luego de los primeros cinco ingredientes sigue una lista de colorantes y otros saborizantes artificiales, mejor deja el producto donde estaba.

Te exhorto a que no veas esta práctica como una tarea complicada o sin sentido. Tomar tus propias decisiones acerca de los productos que consumes y cerciorarte de que estos se alinean con tu bienestar es algo muy poderoso y tu salud lo merece.

¡Hoy es un buen día para empezar!

Crear espacio para que lo bueno llegue

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¿En qué lugar de tu lista estás tú?

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