Crear espacio para que lo bueno llegue
Hoy quiero hablar de la importancia que tiene el hacer espacio en nuestra vida para que lleguen cosas buenas. ¿A qué me refiero con esto? Pues a que, en muchas ocasiones, nuestro día a día puede estar saturado de cosas negativas, como resultado de una fijación poco saludable de poner mayor atención a aquello que nos agobia.
Un problema en el trabajo que no puedes resolver fácilmente, una situación con un amigo que te hace sentir mal, o algo que te provoca una profunda tristeza son sólo algunas de las cosas que pueden sumergirte en una espiral de la que no es tan sencillo salir.
Sin embargo, al mismo tiempo que suceden cosas que nos afectan, también pasan otras maravillosas, así que el ejercicio que quiero proponerte el día de hoy es un paulatino cambio de perspectiva. Lo digo así porque no sucede de la noche a la mañana, pero es un proceso que puede hacernos sentir mucho mejor.
Con esto en mente, te comparto algunas de las prácticas que pueden ayudarte a hacer espacio para que lo bueno llegue a tu vida y se quede en ella.
Cultivar tu crecimiento personal
Piensa en qué haces para nutrirte, qué es lo que lees, qué contenidos te hacen reflexionar o qué actividades te hacen mejorar como persona. En lo más profundo de tu ser sabes perfectamente qué es lo que te hace sentir bien, así que permítete hacer más de eso.
Estar presente
Vivimos planeando a futuro y perdiendo de vista el momento presente. Si a eso sumamos el miedo a perderse de algo (FOMO) y una atención constante a lo que sucede en las redes sociales, es difícil disfrutar del aquí y del ahora. Haz lugar para lo que pasa frente a ti y deja el multitasking en ese tiempo que te dedicas a ti.
Romper ciclos y relaciones poco saludables
Identifica qué hábitos y relaciones te hacen sentir mal y toma medidas para cuidar tu energía. Si bien no es fácil cortar de tajo, sí es muy válido e importante protegerte, poner una distancia saludable y evitar situaciones que no te permiten crecer o ser feliz.
Hablarte bonito
Eso que te dices a ti mismo, y la forma en que lo haces, es clave en tu desarrollo personal. Un diálogo interno positivo, lleno de amor y compasión (de la manera que le hablarías a tu mejor amigo) puede disminuir tu estrés, influir en tu subconsciente y trasladarse a tus ideas, tu visión, tus pensamientos y, por ende, tu vida.
Reconocer que la vida tiene temporadas
Así como la naturaleza no florece todo el año, las personas pasamos por temporadas. A veces es invierno y buscamos refugio y quietud; a veces es verano y queremos salir al sol a disfrutar y brillar. Es normal pasar por cada una de estas estaciones para encontrar un equilibrio.
Escuchar a tu cuerpo
Establecer una conexión entre cómo te sientes física y mentalmente es una herramienta que te permite conocerte mejor a ti mismo y tomar las decisiones necesarias para asegurar tu bienestar en general.
Aceptar la etapa que estás viviendo
Cumplir las propias expectativas puede ser pesado. Los planes no siempre salen como uno quiere, o estás en un momento de tu vida en el que no estás haciendo todo lo que te gustaría, y eso es normal. Recuerda que la vida tiene etapas y que es muy válido tomarse un descanso para poder avanzar o incluso dar un paso atrás.
Crear este espacio es un proceso, así que piensa en qué eliges cada día para tu vida, qué es lo que te gustaría sustraer o añadir y, sobre todo, ¡confía plenamente en ti!