Incorporando nuevos hábitos
Una vez que has identificado tu rutina y relación alrededor de los alimentos que consumes, es momento de introducir ciertos cambios.
Mi recomendación es ordenarlos por su nivel de importancia, y me refiero a que sólo tú sabes cómo y qué tanto te afectan. Piensa ¿qué cambios tendrías que hacer y qué necesitarías para que sea posible? Te aconsejo que limites el caos al momento de hacer cambios. A qué me refiero con esto, hay veces que por nuestras ganas de mejorar, nos vamos al extremo y de la noche a la mañana hacemos los ajustes sin realmente tomarnos el tiempo de entender si es lo adecuado. Recuerda que vamos por el maratón y no por la ruta corta. Lo más importante es definir cómo podrías volverlo sostenible dentro de tu estilo de vida.
No tienes que cambiar todo al mismo tiempo, ve paso a paso. Experimenta con algunos ajustes, prueba eliminar algo de la lista de lo que sabes te está afectando, sé flexible, se vale tener días malos. Muchas veces el cambio de mentalidad sucede en ese momento de transición. Una vez que experimentas los beneficios de esos ajustes iniciales, y por alguna razón regresas a los “viejos” hábitos, y sientes de nuevo los efectos negativos, es ahí cuando decides que la nueva versión te funciona mejor y ahí te quedas.
Algo muy importante es reconocer que todos tenemos nuestros días malos. Hay tantas cosas que influyen, que te mentiría si te prometo que nunca más vas a volver a comer algo que no entra en la categoría de “alimento adecuado para tu organismo”. Lo bueno es que ya tendrás el conocimiento y el poder para regresar a lo que, paso a paso, se volverá tu estilo de vida saludable.
¡Hoy es un buen día para empezar!
Be healthy… be you!