La semana pasada, después de hablar acerca del consumo del azúcar en nuestro artículo anterior, surgieron varias preguntas e inquietudes de parte de ustedes, por lo que hoy quisiera compartirte más información sobre el impacto que esta sustancia tiene en nuestro bienestar.
Como antecedente, el azúcar en la sangre, conocido como glucosa, es el combustible que mantiene vivas nuestras células y su funcionamiento. Esta proviene de todo tipo de hidratos de carbono (o carbohidratos), como el azúcar simple (por ejemplo, el azúcar de mesa, la miel de abeja, las frutas y las verduras) y de los carbohidratos complejos, como los granos, las leguminosas y las harinas; incluso una pequeña cantidad de las proteínas y las grasas que comemos se convierte en glucosa.
La mayoría de los tejidos prefieren la glucosa como combustible, sin embargo, como algunos de ustedes ya saben (especialmente quienes siguen alimentaciones bajas en carbohidratos, como la dieta cetogénica o keto), el cuerpo tiene la capacidad de obtener energía por medio de la quema de grasa o de carbohidratos, pero la realidad es que prefiere quemar carbohidratos. Por ponerlo de una forma muy simple, el usar carbohidratos le resulta más sencillo.