No dejo de preocuparme, ¿qué me está pasando?

Preocuparse es prácticamente inevitable. Ocurre de forma natural como respuesta ante un problema existente o potencial que nos causa ansiedad e incertidumbre. Puede considerarse un mecanismo de defensa que tiene su razón de ser, pero que hay que saber manejar.

Como seres humanos, y desde tiempos ancestrales, hemos tenido que resolver los problemas que se nos presentan. Para ello, recurrimos a las vivencias del pasado que nos han enseñado algo, pero nos inclinamos hacia la rumia, que es darle vueltas a un pensamiento, a una idea, o a un posible problema de manera reflexiva y que involucra el arrepentimiento o la autocrítica, o vemos a futuro, lo que puede ser en sí la preocupación, que genera estrés y malestar si es excesivo.

El poder analizar qué hemos hecho en el pasado para resolver un problema y anticiparnos a lo que puede pasar es lo que muchas veces nos saca delante, como si fueran nuestras herramientas. Sin embargo, el problema de preocuparse comienza cuando se convierte en algo obsesivo y excesivo, donde caemos en una espiral de negatividad, con pensamientos catastróficos que solo nos hacen daño y nos quitan la paz.

Los “saborizantes naturales” y sus efectos en nuestro cuerpo

El día de hoy quiero tocar un tema que personalmente considero frustrante; me refiero al uso de palabras o leyendas engañosas en los productos que consumimos, o bien, de palabras que sirven para disfrazar los químicos e ingredientes nocivos que están presentes en muchos alimentos supuestamente saludables.

Esta práctica deriva en que, si no revisamos a detalle las etiquetas de estos alimentos o nos damos el tiempo de analizar lo que contienen, podemos caer fácilmente en la trampa de creer que son buenos, cuando en realidad estamos consumiendo algo que conscientemente nunca elegiríamos.

En esta ocasión hablaremos especialmente de los “saborizantes naturales”. No dejes que el término "natural" te engañe; los “sabores naturales” contienen glutamato monosódico o MSG, por sus siglas en inglés. Este término es un gran engaño en la medicina alternativa, tanto en los suplementos como en los alimentos naturales.

¿Qué alimentos contienen probióticos?

Es muy probable que ya sepas que consumir probióticos puede cambiar la salud de tu intestino y tu bienestar en general, pero lo que tal vez no sabes es que puedes encontrarlos fácilmente de manera natural.

Y es que cuando escuchamos la palabra probióticos, pensamos casi automáticamente en tomar suplementos. Si bien esa es una forma práctica y efectiva de obtener una dosis diaria de bacterias buenas, es importante que sepas que también hay una serie de alimentos con propiedades probióticas que son sumamente beneficiosos.

Estos alimentos probióticos, generalmente clasificados como "alimentos fermentados", proporcionan algunos de los mismos beneficios que los suplementos, pero también ofrecen muchos otros, únicos e individuales, a través de sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas, las cuales promueven la salud metabólica y reducen los trastornos gastrointestinales.

Los beneficios de los probióticos

Ahora que ya sabes el importante papel que los probióticos tienen en la salud de tu microbiota, me gustaría compartir contigo otros beneficios que muchos desconocen. Estos son los más relevantes:

- Mejoran la salud del estómago y los intestinos. Ayudan a reducir los síntomas o prevenir las infecciones causadas por bacterias. Los lactobacilos y las bifidobacterias también ayudan a reducir la inflamación intestinal en enfermedades como el colon irritable o la enfermedad de Crohn.

- Fortalecen el sistema inmunitario. En las cantidades adecuadas, los probióticos mejoran las defensas del sistema inmunitario al aumentar las inmunoglobulinas y mejorar otros mecanismos de defensa. De esta manera, ayudan a prevenir infecciones, enfermedades inflamatorias o alergias.

¿Qué es la permeabilidad intestinal?

El rol de los probióticos en la permeabilidad del intestino es fundamental. Para entender qué es y por qué hay que evitar esta condición, vamos a hablar primero acerca del funcionamiento del sistema intestinal.

El intestino actúa como punto de entrada de nutrientes hacia la circulación y como barrera contra toxinas de distintos orígenes, tanto exógenas como endógenas (residuos bacterianos, antígenos de alimentos, productos de degradación del metabolismo).

Cuando se altera la integridad intestinal, se modifica la permeabilidad del intestino, lo que significa que se puede perder esta capacidad de barrera contra antígenos o microorganismos patógenos.