Back to the basics

Back to the basics

Estas semanas de inicio de año se caracterizan por el retorno a las rutinas de trabajo y bienestar. Esto implica un proceso complejo, sobre todo en esos casos en los que se están haciendo ajustes grandes.

En relación con esto, esta semana pude percibir que a varios de mis clientes les está costando trabajo regresar a los hábitos que pusieron en pausa durante las fiestas. Muchos de ellos preguntaron por estrategias para hacer este proceso más sencillo y es por eso que ahora me gustaría compartir contigo algunos puntos que revisé con ellos durante sus sesiones.

Primeramente, recuerda y revisa: ¿cuál es tu motivación? Este tema lo tocamos constantemente, pero cuando nos sentimos un poco perdidos en el proceso, no hay nada como regresar al centro de lo que nos mueve y nos está llevando a nuestro fin mayor.

¿Qué hay de fondo en querer estar bien? ¿Para qué? ¿Qué es para ti el bienestar y cómo lo puedes enfocar en tu día a día? ¿Qué es lo que no se alinea con tus metas? Todas estas son preguntas que pueden ayudarte en este momento.

También es importante mencionar que tu motivo puede ir sufriendo cambios durante el proceso. Esto significa que, conforme vas avanzando, tu concepto inicial puede irse modificando, por lo que es normal irlo pincelando y perfeccionando hasta crear lo que realmente funciona para ti; algo así como crear tu propia versión de balance.

Ten paciencia y sé compasivo contigo mismo. No se trata de que esta sea una etapa que odies o que te cree una mayor ansiedad o estrés; eso solo trabajaría en contra tuya y es exactamente lo que no queremos provocar. Así que déjate ir despacio. Take baby steps. Si para retomar el camino donde lo dejaste es necesario volver a empezar, ¡que así sea!

Un ejemplo claro de esto es cuando abandonamos nuestra rutina de ejercicio por unas semanas. El regreso, en muchos casos, es paulatino. Quizá ya estabas corriendo 10 km o nadando 2 km sin parar, pero ten en consideración que el día que regreses a tu rutina será normal que tu rendimiento no sea el mismo.

Dale tiempo a tu cuerpo de reajustarse para que pueda hacer de nuevo todas esas cosas que hace a favor tuyo cada día. Y, si estos pasos pequeños los requieres en otras cosas que haces, no te sientas mal o pienses que estás retrocediendo en todo lo que ya tenías avanzado.

Una de las cosas más comunes que hacemos es reprocharnos el habernos permitido salir de nuestra rutina y sentirnos culpables, pero frases como “no debería haberme comido ese pedazo de rosca” no ayudan en nada. Eso ya pasó, ya no lo puedes cambiar y tampoco se trata de tener esa mentalidad de “ahora debo pagar por los excesos realizados”. ¿Disfrutaste tus días en familia, las cenas con amigos y las posadas? Pues parte de nuestro balance lo nutren las emociones positivas que el reunirnos y disfrutar con nuestros seres queridos nos brindan.

Recuerda que este proceso es individual y que cada persona tiene requerimientos y prioridades diferentes, así que date unos días o semanas de retorno a tu ritmo. Quizá un día lo único que harás será retomar el hábito de tomar agua caliente con limón en las mañanas, ir a tu clase de yoga o meditar 5 minutos, y eso está muy bien. Unas semanas de reajuste funcionan si ese es el ritmo con el que te sientes más cómodo y al que puedes comprometerte en este momento.

¡Hoy es un buen día para empezar!

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