Agradeciendo mi luz y mi sombra
Nuevamente estamos en esa época del año en la que se celebra el día de acción de gracias en algunos países y, como ya lo he platicado en otras ocasiones, es una práctica que en lo personal disfruto y que me permite conectarme de forma más consciente con las cosas que agradezco en mi vida.
Hace unos meses asistí a un retiro llamado “Tu luz y tu sombra”. En otro blog te platicaré más sobre esta gran experiencia de vida y del ser tan mágico que fue la guía durante el mismo, pero en esta ocasión quiero hacer hincapié en la relación que tiene este retiro con el tema de hoy: la gratitud.
Agradecer se ha vuelto tendencia dentro de las diversas áreas que abarca el bienestar. De hecho, se considera una importante herramienta para la salud emocional y mental. Sin embargo, esta práctica tiende a tener siempre una connotación positiva, lo que conlleva el peligro de caer fácilmente en la “positividad tóxica”.
Esto se debe a que, en lugar de conectar de forma real con el sentimiento de gratitud, la positividad tóxica te hace ver esta práctica a través de un “lente” de que aquí todo brilla y es perfecto, aunque en realidad te pueda estar incomodando o no entiendas por qué deberías estar agradecido.
Es aquí donde el retiro que hice, y el conocimiento intercambiado durante esos cuatro días de trabajo intenso, me hizo revisar y ajustar en muchas áreas mi definición de gratitud y lo que cada día agradezco a la vida.
Como podrás deducir al leer el nombre del retiro, se trató de una experiencia donde revisamos nuestra luz, es decir, todo aquello que nos gusta mostrar al mundo, lo que nos hace brillar, lo que nos apasiona y lo que, en el mundo ideal, quisiéramos que fuera lo único que las demás personas vieran de nosotros. Nuestra mejor versión, esa que todos van a querer y que, de cierta forma, nos enorgullece.
Y bueno, aquí viene lo divertido: también hablamos de nuestra sombra, de nuestro “dark side” y de lo intenso que es reconocer toda esa parte que también tenemos y que es tan importante para poder definirnos de forma integral. También somos esa parte de oscuridad, con esas cosas que quizá no sean las más “aceptadas”, pero sin las cuales tampoco podríamos definir acertadamente lo que somos.
Lo que más he disfrutado, tanto durante el retiro como en los meses que le han seguido, ha sido observar de forma más consciente y sin juicio a mi sombra (y todo lo que ello involucra). He aprendido a abrazarla, a verla a través de ese lente de gratitud por todo lo que me enseña y me permite lograr; a valorar toda mi parte oscura por impulsarme y hacer que mi brillo sea más intenso.
De igual forma, he incluido en mi práctica esas cosas o etapas de mi vida que no necesariamente fueron agradables, algo así como ese profesor de matemáticas que odiabas, pero al que ahora le agradeces que sus clases fueran tan estrictas porque te ayudaron a aprender más. Muchas veces olvidamos que los momentos más oscuros son los que nos hacen valorar la luz.
Algo muy importante aquí es ver tu sombra sin juicio, sin ponerte de víctima y sin culpa. Más bien obsérvate desde afuera, ve el camino recorrido y lo que ya no eres. Sé que no es un proceso fácil; vernos como somos y abrazarnos en nuestra totalidad es un trabajo constante y de amor propio.
Hoy te invito a ver un poco de tu sombra y que intentes apreciarla. Quizás eso que clasificas como defecto es lo que te ha permitido brillar con tanta intensidad hasta ahora.
¡Hoy es un buen día para empezar!