Creando balance en nuestras vidas
Una de las inquietudes que comúnmente observo en mis clientes, en esta comunidad de bienestar que hemos formado, es la sensación de que tener balance en nuestras vidas es inalcanzable. Es visto como algo ajeno que solo podría lograrse si todo cambiara o si los astros se alinearan de forma inversa. Créeme, sé de primera mano lo abrumador que este sentimiento de imposibilidad puede llegar a ser.
Hay trabajo por hacer. Una de las primeras cosas es tomarte un momento de análisis real y honesto contigo mismo. Revisa tus rutinas, tus hábitos y aquellas cosas con las que ya no te sientes cómodo. Sé sincero: ¿cuántas veces sigues haciendo algo solo porque tienes la costumbre de hacerlo y no porque te sientes identificado o porque verdaderamente te aporta algo?
Analiza cómo te sientes cuando haces una actividad que disfrutas y cuáles son las actividades que drenan tu energía o con las que ya no te sientes cómodo. Recuerda que no se trata de juzgar o ver las cosas a través del lente de la victimización o la culpabilidad; más bien se trata de encontrar esas áreas que son tus focos rojos.
Otra parte del análisis es definir qué es para ti el balance y cuáles son tus metas: piénsalo sin limitaciones. Hay una práctica que aplico constantemente cuando me pregunto sobre mis objetivos, y esa es cuestionarme lo siguiente: si el dinero (o el factor que quieras poner aquí, por ejemplo, el tiempo) no fuera una limitante, ¿qué harías?, ¿a qué te dedicarías?, ¿cómo distribuirías las actividades que realizas día con día?
Sé que esto puede sonar poco creíble, pero es todo lo contrario. ¿Por qué? Porque te ayuda a ver lo que quieres lograr sin esos puntos que te hacen detenerte antes de siquiera haberlo intentado. Hablo de las creencias limitantes con las que has crecido, las mismas que te sabotean y (¿por qué no decirlo?) te sirven de excusa perfecta para ponerte del lado de “esto no es para mí” o “esto no se puede hacer”.
Una vez que tengas claro lo que quieres, puedes comenzar a crear un plan de acción, con pasos y de manera paulatina, lo que te ayudará a llegar a la meta que quieres.
Recuerda que esto lleva tiempo y que es imperativo evitar la mentalidad de “si no es todo perfecto, entonces nada”. Hay que avanzar día con día hasta que logres alinear todo con tus objetivos mayores. Los pequeños ajustes cuentan mucho y este proceso tiene altas y bajas. Hay días en los que quizás todo se salga de control, pero si tienes claro el objetivo, podrás regresar al camino adecuado.
Otro gran punto que será uno de los mayores pilares del balance en nuestras vidas es el poner límites adecuados y alineados con nuestros objetivos mayores. Ya hemos platicado de la importancia de este tema, pero algo primordial será que no veas a los límites como una pared que te vuelve poco accesible para los demás. Establecer sanos límites te permite ponerte como prioridad, respetarte y, en muchos casos, ver las cosas desde una mejor perspectiva.
Los límites son una gran herramienta y no son inamovibles: hay ocasiones en las que las circunstancias nos orillan a hacer cambios y ajustes, y la flexibilidad nos da esa ventaja. La vida no es en blanco o negro; tiene muchos matices y el balance solo será posible gracias a los ajustes que irás permitiendo.
Date el tiempo de revisar estos puntos y recuerda que este proceso es más fácil con la guía adecuada. No siempre sabemos cómo o por dónde empezar, ni es algo en lo que todos seamos expertos, así que no veas el pedir ayuda como una debilidad, porque definitivamente no lo es.
¡Hoy en un buen día para empezar!