Hablemos de las grasas
Hubo una época – los 90s – en la que el consumo de grasas fue muy satanizado. Fue el surgimiento de los muy famosos productos “bajos en grasa” o “light”. Para muchos de nosotros fue la cultura en la que crecimos y a la fecha seguimos teniendo una relación de “miedo” a las grasas. Así que te platico un poco de ellas para que puedas sacarlas de esa casilla de lo “malo” y comiences a verlas como uno de los aliados más grandes dentro de tu estilo de vida saludable.
Las grasas o lípidos son indispensables en nuestra alimentación para que muchas funciones de nuestro organismo se realicen de forma óptima. Ayudan a la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y Potasio), disminuyen la inflamación, soportan el adecuado desarrollo de todas las funciones cerebrales, apoyan el sistema cardiovascular, así como la producción de hormonas. Además de estos beneficios, hacen que nuestros alimentos sean más ricos y, como las grasas se tardan un mayor tiempo en ser digeridas, nos ayudan a sentirnos satisfechos por más tiempo y aportan energía a nuestro cuerpo. Por todo esto, muy al contrario de lo que pensábamos, el consumir grasas saludables de manera diaria nos ayuda a mantener un peso adecuado.
Las más saludables se les conoce como grasas insaturadas, las cuales se dividen en:
Monoinsaturadas – Estas son buenas para el corazón, el sistema cardiovascular y ayudan a la producción de colesterol "bueno" (HDL) y a reducir el "malo" (LDL). Las encuentras en el aceite de oliva, aguacate (tanto aceite como al natural), nueces y semillas.
Poliinsaturadas - Se encuentran en alimentos de origen vegetal, pescados y mariscos. Se clasifican en grupos como el Omega-6 u Omega-3. Las encuentras en salmón, atún, sardinas, nueces (de castilla, macadamia, pecana, moscada, de la india, Brasil), aceite de linaza, huevos, semillas de chía, de uva, de ajonjolí, de calabaza y otras.
Nota importante – en esta categoría se encuentran los aceites vegetales como el aceite de canola, soya y cártamo. Éstos son altamente dañinos para el cuerpo debido a que su método de extracción es a través del refinado o hidrogenado industrial, lo cual altera su composición, color, textura y propiedades volviéndose tóxicos.
Saturadas – Esta categoría es la que ha sido más “atacada”, sin embargo, son la base para mantener un sistema inmune sano, balance hormonal, células sanas y función cerebral adecuada. Estas las encontrarás en la mantequilla, el ghee (mantequilla clarificada), aceite de coco, cacao, huevos, lácteos y carnes (es ideal que estos últimos hayan sido alimentados de pasto “Grass-fed” o también se le llama de libre pastoreo).
Únicamente las Grasas Trans son las realmente nocivas para nuestro organismo. Estas grasas trans se forman cuando el aceite líquido se transforma en grasa sólida al añadirle hidrógeno, proceso llamado Hidrogenación y hace que las grasas "comestibles” duren más tiempo. La mayoría de estas grasas vienen en los alimentos altamente procesados preparados con aceites parcialmente hidrogenados. Promueven la inflamación dando pie a la mayoría de las enfermedades cardiovasculares. Su costo de producción es bajo, lo que las convierte en una opción para que la industria alimenticia las incluya en su producción.
Crea el hábito de revisar siempre las etiquetas de lo que compras, verifica que los métodos de extracción de los aceites que consumes sean extra-virgen, prensado en frío o de primera extracción. Evita los que mencionan hidrogenados o refinados.
Recuerda que tú decides cómo nutrir a tu cuerpo y, al ir familiarizándose con esta información, podrás relacionarte de forma adecuada con los alimentos que consumes. Así que pierde el miedo a las grasas y aprovecha todos los beneficios que tienen.
¡Hoy es un buen día para empezar!