¿Cuál es la mejor manera de consumir almendras?

En el artículo anterior hablamos acerca de los grandes beneficios que las almendras aportan a nuestra salud. A raíz de ello, muchos de ustedes me pidieron algunos tips sobre cómo consumirlas y, de forma más específica, hubo quienes preguntaron si era adecuado remojarlas antes de comerlas.

Indudablemente, la manera más común y saludable de ingerirlas es en su forma más natural; hablo de las almendras crudas y con piel, ya que así no contienen químicos ni aditivos. La cantidad recomendada es de 4 a 24 almendras diarias, y también pueden usarse para hacer leche, harina e incluso mantequilla.

Almendras remojadas

Una gran forma de consumir las almendras crudas es remojándolas primero, ya que esto potencia en gran medida sus propiedades naturales. Para ello, hay que hacer lo siguiente:

Deja remojar de 5 a 10 almendras en agua durante toda la noche; esto deshará la cáscara marrón del fruto, la cual actúa como inhibidora de las enzimas naturales.

Las todopoderosas almendras

Uno de mis alimentos favoritos y que trato de incluir en mi rutina diaria son las almendras, las cuales, además de ser fáciles de llevar contigo y de encontrar en cualquier tienda, son un alimento muy completo con múltiples nutrientes y un sinfín de beneficios.

Por esto y más, te comparto esta lista de los principales beneficios de consumir almendras de forma regular y como parte de una dieta saludable:

1. Ayudan a tratar y prevenir la osteoporosis

Son ricas en fósforo y calcio, minerales que fortalecen y mantienen la salud de los huesos, ayudando en el tratamiento y la prevención de la osteoporosis.

Además, contienen magnesio, otro mineral muy importante para la formación y el mantenimiento de la salud de los huesos, previniendo problemas como fracturas, osteopenia y osteoporosis.

Las vacaciones y el regreso a la rutina

Si bien a todos nos encantaría regresar de las vacaciones sintiéndonos renovados, la realidad es que, en muchos casos, algunos regresamos de nuestros viajes sintiéndonos fuera de nuestra rutina, fuera de balance y con un agotamiento distinto.

Esta experiencia, muy común, se deriva de una variedad de factores, desde el desfase horario, la modificación de nuestros horarios de sueño y el cambio de actividad, hasta lo que comimos y bebimos. No me refiero necesariamente a que hayamos abusado del consumo de algún alimento o bebida, sino más bien a que ocurre un cambio en la rutina y en los horarios en los que comemos, los ingredientes que se utilizan, etc.

En la actualidad, la forma en que viajamos se ha modificado en varios aspectos. Ahora se ofrece hospedaje en sitios como casas o departamentos a través de plataformas de intercambio o rentas, lo cual nos permite sentirnos como en casa y que podamos “anidar” durante unos días, por lo que a muchos nos gustaría tener al alcance cosas que normalmente tenemos en nuestra propia casa.

Vale la pena mencionar que muchos hoteles son flexibles cuando se hacen solicitudes especiales, así que no subestimes el poder de preguntar o pedir algo específico.

El hábito de la indulgencia excesiva

El tema que tocaremos hoy es un hábito que muy frecuentemente obstaculiza nuestros objetivos de salud y bienestar, y que quizás conoces bien; hablo de caer en los excesos.

Creo que una de las cosas más problemáticas de este hábito es que la mayoría de las veces ni siquiera te das cuenta de que lo haces y, como sucede en estos casos, el ser consciente de tus actos es un paso fundamental para retomar el control de tu bienestar. Veamos de qué se trata:

La pregunta del mes

Este mes ha habido un gran intercambio de impresiones, dudas y comentarios en este blog, lo cual me hace muy feliz, especialmente porque puedo ver cómo esta comunidad sigue en movimiento, creciendo, y buscando un mismo fin, el bienestar.

Siguiendo con esta nueva sección, compuesta por esas preguntas que he recibido y que despiertan la curiosidad y el interés de muchos de ustedes, hoy hablaré de cómo me siento al compartir un pedazo de mí en lo que escribo.

Esta es la pregunta del mes:

El hábito de los falsos apegos

Siguiendo con el tema de esos hábitos que no solo no aportan nada, sino que más bien restan mucho a nuestra rutina diaria, hoy quisiera hablarles sobre los apegos que no son sanos y que a veces son difíciles de detectar.

Para empezar, analicemos qué son: se conocen como falsos apegos y son esas conexiones emocionales poco saludables con personas, conductas, objetos, o incluso pensamientos que ya no nos sirven, es decir, que ya no tienen mayor relevancia en este punto de nuestras vidas.

Estos apegos pueden ser altamente dañinos, ya que suelen agotar tu energía y dejarte sin pila. Hay muchos ejemplos, pero entre los más comunes están las relaciones tóxicas, conductas y pensamientos que ya no se alinean con donde estás ahora y el aferrarse a posesiones materiales que ya no tienen ningún propósito.