Jugos y Licuados
En los últimos años, la moda de incluir jugos o licuados en nuestra alimentación ha crecido en gran medida debido a los múltiples beneficios que esto conlleva. En lo personal, los consumo con gran frecuencia y hay días que dedico a darle un descanso a mi sistema digestivo, ingiriendo exclusivamente líquidos de esta forma.
Los jugos y los licuados son excelentes formas de consumir fácilmente las vitaminas, minerales y antioxidantes que nuestro cuerpo requiere. Tomarlos con frecuencia nos permite desintoxicar el cuerpo, dar un descanso al sistema digestivo, y combatir la inflamación, entre otras condiciones. Ofrecen una gran variedad de beneficios para la salud y, además, ¡saben muy bien!
La diferencia entre los jugos y los licuados está en el proceso mediante el cual están hechos. Los jugos se hacen exprimiendo los ingredientes hasta obtener su líquido, separando así la fibra y la pulpa. Esto se logra a través de diferentes métodos como el uso de exprimidores o extractores, ya sean convencionales o de extracción en frío.
Por otro lado, los licuados son el producto de mezclar en alta velocidad los ingredientes, en este caso frutas y vegetales, que no necesariamente tienen mucho líquido como parte de ellos. Para lograr la mezcla se puede agregar un líquido – agua, agua de coco, leche, leche vegetal, jugo, etc.– para lograr la consistencia adecuada.
Hay algunas reglas básicas y fáciles que debemos tomar en cuenta para aprovechar todos los beneficios que esta opción de alimentos puede darnos:
Evita los jugos comerciales pre-empacados. La gran mayoría están fabricados con altas cantidades de azúcar y conservadores, o han sido alterados en su composición natural para poder permanecer muchos meses en los anaqueles de venta.
Utiliza los mejores ingredientes que tengas disponibles. Piensa que estás nutriendo a tu cuerpo a través de ellos, así que entre mejores cosas le agregues, mejor será el resultado.
Evita incluir muchas frutas en tus mezclas. El balance real de nutrientes lo conforma, en su gran mayoría, la cantidad de vegetales que uses. Vegetales como apio; pepino; hojas verdes como las espinacas, las lechugas o kale; pimiento; zanahoria y chayote contienen cantidades grandes de agua, lo que resultará en una buena cantidad de jugo.
A tu mezcla ponle solo una o dos frutas, máximo. Una manzana verde o un poco de piña puede funcionar, al igual que la zanahoria o el betabel. De esta forma evitas una mezcla de pura azúcar que no te dará los beneficios que buscas.
Agrega un poco de jengibre y limón. El resultado es riquísimo, además de aprovechar los beneficios de alcalinizar tu cuerpo y ayudar a tu sistema inmunológico.
Evita usar jugos de frutas como la naranja o la toronja en los licuados, ya que éstas contienen mucha azúcar. En su lugar, utiliza agua, leche, leches vegetales, o agua de coco para tus mezclas.
Tip de pro: los jugos tienen el beneficio de ser absorbidos por nuestro cuerpo en pocos minutos, es decir, estarán en la sangre tan solo 20 minutos después de haberlos consumido. Por lo tanto, evita consumir alimentos en ese periodo. Si lo haces, el jugo no podrá ser aprovechado y hará el proceso de digestión más lento.
Si compras jugos en lugares donde los hacen al momento, sigue estas reglas y revisa cómo los hacen.
¡Hoy es un buen día para empezar!