Las vacaciones de verano

Las vacaciones de verano

Para muchos de nosotros, el verano es la época del año en la que podemos tomar un tiempo de descanso para recargar energías. Son las vacaciones más largas de la mayoría de las escuelas y esto influye especialmente en aquellas personas que planean con base en el calendario escolar. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que las rutinas cambian para todos, tomes tiempo libre o no, ya que el impacto que tiene esta etapa vacacional influye en diversos ámbitos.

En mi caso, aunque he vivido en destinos turísticos durante varios años de mi vida, el trabajo de organización de eventos disminuye, así que evito reservar eventos durante el verano para darme una pausa de reconexión y recarga que necesitamos tanto yo como mi negocio.

Platicando hace unos días en una consulta, uno de mis clientes comentaba que tendrá días de vacaciones y que ya tiene una agenda llena de actividades que “debe” realizar durante esas semanas: inscribió a los hijos en diversos talleres y cursos de verano, y planeó actividades para él y su pareja. Me mostró un calendario igual o quizá más saturado que el de su día a día en su rutina laboral y, finalmente, expresó la angustia que esta agenda le producía. Cabe mencionar que una de las razones por las que empezó un programa de coaching 1:1 fue un “burnout” que lo tuvo unos días hospitalizado.

Ya hemos tocado en varias ocasiones el tema del manejo de nuestro tiempo; hemos hablado del burnout y sus consecuencias, así como de la importancia del descanso para nuestro bienestar. El que podamos estar todo el tiempo trabajando y haciendo cosas no significa que estemos ayudando a nuestra salud, nuestra creatividad, nuestra mente y, por ende, nuestro cuerpo.

Parte de nuestra cultura social enaltece el estar ocupados; nos hace ver como personas exitosas y con un perfil digno de presumirse. Transformamos los momentos de descanso en agendas saturadas de actividades que harán que terminemos exhaustos y drenados de energía a la hora de regresar a nuestra rutina diaria.

No quiero que malinterpretes mi mensaje; no digo que tus días de descanso —esas merecidas vacaciones— son para no hacer nada y que está mal que planees cosas. ¡Todo lo contrario! Mi intención es que te des la oportunidad de revisar y decidir cómo te gustaría aprovechar ese tiempo libre, de manera que, entre las actividades que realices, incluyas un momento de descanso real y de desconexión de tu rutina diaria, así como del estrés que viene con ella.

Si te vas peleando con el tráfico en la cuarta vuelta que das por ir y venir de un taller, lo único que estás haciendo es trasladar tu estrés diario y tu dinámica de oficina a tu vida en las vacaciones. ¿Cuántas veces puedes disfrutar de un rato de contemplación sin estar preocupado por la siguiente cita, además de hacerlo sin sentirte culpable o sin esa sensación de que estás “perdiendo el tiempo”?

Te invito a que analices cómo sería un día sin esa presión del tiempo sobre ti y que te des la oportunidad de dártelo. Comparte tu sentir con las personas que se verán impactadas por tu decisión o con aquellas que son parte de tus días de descanso.

La cultura social y la mayoría de los ambientes en los que crecimos suele juzgar a quien decide hacer actividades en solitario, sin su pareja o, peor aún, sin los niños. No estamos acostumbrados a darle ese valor e importancia al tiempo para uno mismo, ya sea para hacer la actividad que te guste o para no hacer nada.

Estar siempre ocupados nos agota mentalmente, disminuye nuestras capacidades creativas y afecta nuestro carácter, nuestros sistemas nervioso y digestivo, entre otras muchas cosas. Tomar el tiempo para recuperarnos y recargar pila tendrá un impacto increíble no solo en tu persona, sino en todo lo que te rodea: tu familia, seres queridos, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Sé que parece una tarea imposible. Quizá al principio sea un poco complicado acomodar las cosas para que lo puedas hacer. Requerirá ajustar aquí y allá y, en muchos casos, negociar con esas personas cercanas para llegar a un acuerdo que se adapte a todos, pero dale valor a tu tiempo libre, a tu descanso y valora el de los demás. Ahí entra la parte de negociación: tal vez la persona con la que compartes muchas de estas tareas pedirá un espacio similar. Crear un ambiente adecuado para hablar de estos temas puede ayudar a que todos los involucrados encuentren un balance.

¡Hoy es un buen día para empezar!

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