Gracias, Cuerpo: Un Merecido Tributo
Hace unos días se celebró el Día de Acción de Gracias, el cual, como ya he platicado en varias ocasiones, es una de esas fechas que nos permite hacer una pausa de manera consciente y agradecer lo que tenemos.
Este año no fue la excepción y me di tiempo para mí —un momento de reconexión y de análisis conmigo misma— y, sin haberlo decidido de esa forma, me di cuenta de lo enormemente agradecida que estoy con mi cuerpo y lo que eso conlleva.
¿A qué me refiero con esto? A que no le damos el valor que merece. De hecho, muchos de nosotros mantenemos una relación compleja con él, ya sabes, de juicio, de no aceptación, de frustración y hasta de reproche. No estamos conformes con él, lo ignoramos, decidimos por él, a veces incluso lo callamos y decidimos no escucharlo, y bueno, todo el tema del enojo y del reclamo es muy, muy fuerte.
Piénsalo bien, ¿cuántas veces al día tienes pensamientos agresivos, acciones y actitudes que van en contra de tu cuerpo y de su cuidado? ¿Te has puesto a pensar que absolutamente todo lo que has experimentado en tu vida —lo bueno, lo malo, logros, retos, triunfos, salud, enfermedad, llorar, reír, bailar, respirar, viajes, familia, pareja, amigos, días de escuela, trabajo, cada latido, cada cosa que vez, escuchas, piensas, sueñas— ha sucedido gracias a él?
En realidad, le “debes” todo lo que has hecho hasta ahora. Piensa simplemente en todas las cosas que hace sin que siquiera tengas que pensarlas o pedirle que las haga, desde la respiración, el latido de tu corazón, el sentir y la circulación, hasta regular tu temperatura y tus pensamientos. Todo sucede de manera “automática”, lo cual muchas veces damos por sentado y, aunque suene a cliché, no valoramos… hasta que algo malo sucede.
Parte de mi enfoque este año, además de agradecerle a mi cuerpo por permitirme tener 52 años plenos, ha sido verlo como el proyecto más importante de mi vida y confirmar que si él está bien, yo estoy bien.
Con esta publicación, llena de apreciación y amor, quiero invitarte a que exploremos juntos este tema, ya que creo profundamente que nuestro cuerpo es una maravilla y un diseño perfecto que está repleto de sabiduría, lo que lo convierte también en una gran responsabilidad que está en nuestras manos.
Próximamente, veremos qué acciones podemos tomar y qué reflexiones podemos hacer para verdaderamente demostrarle nuestro agradecimiento. Por ahora, ve pensando en todo eso que tu cuerpo hace por ti y deja todos los juicios afuera. Cuando empieces a contar tus bendiciones, tu enfoque comenzará a cambiar hacia algo más positivo y productivo… hacia el bienestar.