No es normal sentirse mal
Una de las situaciones más frecuentes en nuestro día a día es “normalizar” el sentirnos mal. Nos acostumbramos a vivir con ese dolor, inflamación, o incomodidad como parte de nuestra vida. Esto lo veo y escucho muy seguido entre mis clientes. Hacemos una racionalización de la situación, y concluimos que, por suceder tan seguido, debe ser normal. Síntomas como acidez diaria, dolores de cabeza frecuentes, insomnio, cansancio, nada de esto es normal.
Nuestro cuerpo es una máquina perfecta, diseñada para realizar sus funciones de manera óptima y, quizá nunca lo habías entendido así, pero nuestro cuerpo NO SE QUIERE MORIR. Su objetivo máximo es vivir y realizar todas aquellas cosas para las cuales fue creado. Por lo tanto, hará todo lo que sea necesario para lograrlo, a pesar de que pareciera que nosotros hacemos todo lo contrario.
Cada vez que nuestro cuerpo no está operando de forma adecuada nos manda una señal, un aviso de ayuda para poder realizar sus funciones. Estas señales se traducen en dolores (cabeza, estómago, etc), inflamación (colitis, gastritis, etc) estreñimiento, insomnio, caída del cabello, entre muchas otras. Estas son las primeras llamadas de atención – o varias de ellas – para hacerle caso y solucionarlo.
Lamentablemente vivimos en una cultura donde se promueve y alienta a las soluciones mágicas para eliminar los dolores sin llegar a la raíz del problema. Evitamos el tener que hacer cambios reales. Es de esperar que llegará un día en que nuestro cuerpo va a tener que tomar medidas extremas porque no ha habido señal de alerta que funcione.
Pensemos en ese foco rojo que se enciende en nuestro auto indicándonos que hay algo mal con el motor. Nosotros al llevarlo al mecánico le pedimos que desconecte el foco porque nos molesta. Así nos vamos del taller sin haber solucionado el problema real y seguimos manejando “esperando” que el auto nos lleve muy lejos. Sabes la respuesta ¿verdad? El auto no llegará nada lejos, y nuestro cuerpo tampoco.
Parte del proceso al ir haciendo ajustes en nuestro estilo de vida, es el ser más consciente de esas señales que nos da nuestro cuerpo y buscar la causa real de ella. Los dolores de cabeza, por ejemplo, son de las reacciones más comunes cuando no nos hidratamos de forma adecuada. La próxima vez que tengas malestar, piensa en qué puede estar causando ese dolor antes de esconderlo con esa mágica pastilla efervescente. Entre más trabajes esta parte, tu cuerpo va a ayudarte a que la comunicación sea constante y adecuada.
Hay campañas completas de mercadotecnia donde se alienta al consumidor a ocultar su dolor al tomar una pastilla y así poder continuar con los hábitos que lo han llevado a ese estado. Analiza por qué harían eso, su negocio es vender medicinas, no necesariamente que la gente esté sana. No estoy en contra de las medicinas. En ocasiones son fundamentales en nuestra vida, y han logrado grandes cosas en nuestro bienestar. Más bien, el enfoque es sobre esos productos que inducen a que puedas continuar con lo que tú ya sabes, no forma parte del bienestar.
Recuerda que tú tienes el poder de decisión sobre tu bienestar y el poder gozar de los beneficios que un estilo de vida saludable conlleva. Decide estar bien y cuidar a tu cuerpo todos los días, te lo mereces.
¡Hoy es un buen día para empezar!