Y tú, ¿qué versión eres?
Hace unos días leí esta frase que me hizo reflexionar sobre el impacto que alguna de nuestras versiones tiene en nuestro yo actual: “Algunas personas, especialmente la familia, optarán por recordar y reconocer la versión de ti que para ellos tiene más poder, sin importar cuánto tiempo haya pasado o cuánto hayas cambiado”
¿A qué me refiero con esto? La frase menciona a la familia, pero yo considero que aplica para cualquier relación que haya durado varios años y que, en ocasiones, nos “ancla” a permanecer o vivir con una etiqueta de que “somos” alguien que quizá ya no somos más.
Una de las razones por las que estás decidiendo poner tu bienestar como prioridad tiene como base un fin mayor, como lo es sentirte mejor, estar en paz o encontrar el balance —la definición que para ti sea la adecuada—, bajo tus propios términos y a tu ritmo.
Esto habla de una evolución constante como persona; de mejora continua; de revisar las áreas con las que quizás no estás necesariamente cómodo y trabajar en ellas; de modificar hábitos y actitudes; de eliminar vicios o conductas tóxicas; de reconocer nuestras áreas “débiles”; de identificar nuestra luz y sombra y nuestros detonantes, y de todas las cosas que nos regresan a momentos en los que quizás no hemos logrado avanzar todavía.
Piensa en esas reuniones con amigos o familiares a quienes has dejado de ver durante mucho tiempo y que, cuando vuelven a verse, hacen comentarios en los que mencionan alguna de esas “etiquetas” o versiones de ti que, en muchos casos, ya sientes lejanas. Hablo de frases típicas como “si tú siempre has sido x” o “pero si tú eres esto o aquello” y que, en muchas ocasiones, tú sabes que ya no eres así, que esa no es la forma en la que te gusta que te definan, y que quizás te permiten también valorar el camino avanzado y lo diferente que eres de esa versión anterior.
Considero que esta es una dinámica complicada de cambiar, ya que es muy cómoda. En cierta forma, la parte más “segura” de una relación de mucho tiempo es mantener la versión que preferimos de esa persona, o bien, la que prefieren ellos de uno.
En lo personal, me he tomado el tiempo de observar cómo soy yo cuando estoy en una situación así, cuántas veces recuerdo a una persona con el calificativo de “eres esto” y el impacto que esto puede tener en nuestra relación y en nuestro desarrollo personal.
La realidad es que la evolución mueve muchas cosas y que nuestros cambios implican modificar conductas, hábitos o rutinas con las que la gente que tenemos cerca no necesariamente va a estar cómoda. Hay muchos momentos incómodos en nuestro crecimiento y, en muchas ocasiones, al ir evolucionando a nuestra versión 22.4, eso no va a ser compatible con los que estaban con nosotros cuando éramos la versión 21.9, ¡y mucho menos con los de la 19.9!
Es válido decir “yo ya no soy esto” o “ya no me siento identificado o definido por esta versión”. Mantente fiel a tu crecimiento a medida que cambias. Conoce, mantén tu propia versión de quién eres y lo que para ti es prioridad, lo que te define, tus valores, y, sobre todo, reconoce el camino avanzado. ¡Lo estás haciendo muy bien!