¿Qué hay en tu despensa?
Soy de las personas que disfrutan ir al supermercado y pasan horas en los pasillos buscando productos, leyendo etiquetas y revisando la calidad de las diferentes opciones que tenemos disponibles. Lo considero terapéutico y, en los últimos años, parte de mi aprendizaje sobre el bienestar.
Estamos en una época en la que la oferta de productos es increíble, hay de todo y para todos los gustos. Si buscas un producto “simple” como la sal, puedes encontrar la más grande encrucijada de la vida, pues existen sal de cocina, sal de mesa, sal yodatada, sal de mar, gruesa, Himalaya rosa, sal con pimienta, sal con especias, sal con Jamaica, y así podría seguir la lista de opciones de compra de cada producto. Esto no siempre nos ayuda a poder tomar la decisión adecuada.
Me queda claro que en el día a día, y viviendo con agendas tan ocupadas, este tipo de opciones nos puede orillar a comprar guiados por la mercadotecnia, la marca conocida, el slogan perfecto, el empaque original o el precio. ¿Cuántas veces nos tomamos el tiempo de leer la etiqueta, los ingredientes y los valores nutricionales?
Precisamente por la gran oferta de productos, donde abundan las opciones seudo-saludables, considero que una de las primeras acciones a tomar para ser responsables de nuestra salud, debe ser el dedicarle un poco de tiempo a revisar lo que consumimos.
¿Por qué lo compramos? ¿Qué ingredientes tiene? ¿Es natural o procesado? ¿Cómo fue elaborado? ¿Dónde lo elaboraron? Si tuviera una mejor opción disponible, menos procesada, ¿lo comprarías?
Date un tiempo para revisar tu alacena y responde esas preguntas, verás que la próxima vez que vayas al supermercado comenzarás a ver los productos de diferente forma.
Recuerda que el camino al bienestar inicia con la conciencia sobre nuestros hábitos y lo que hoy hacemos.
Be healthy... be you!